Dicen que las caminatas tienen un algo especial en sus pasos, y al avanzar el viento soplando en la cara de dos personas que sonríen al ver sus manos juntas y sus pies al mismo compás, muy dentro de sus almas algo pequeño va creciendo. Palabras que van y vienen tal intercambio de amor entre labios que se juntan a la luz del sol, cubiertos tal vez con unos brazos colmados de ternura y cariño, y así observar el ocaso de un día, que más que ser un día común, en su misticismo descansa la esencia de un par de sonrisas sinceras.