Estas semanas muchos de nosotros hemos entrado a clases. Es tiempo de volver o al colegio o a la universidad. A veces se hace difícil entrar así nada más ya que hay que retomar cierta rutina y constancia que no siempre se mantiene durante vacaciones. Imagínate: en vacaciones muchos no hicieron nada más que descansar, y a ellos se les hará increíblemente más complicado ir a clases, prestar atención por una o dos horas continuas, ir a la biblioteca por libros, etc.. Pero, ¿Eso está mal? En mi opinión, es parte de la vida del estudiante. Nadie puede culparnos de descansar después de 10 o incluso más meses de estrés académico.
Lo más complicado de volver a la rutina de estudio es estudiar. (¿Apuesto que ya sabías que era eso?). Aquí hay algunos tips que a mí me sirvieron bastante y que podrían ayudarte a enfrentar mejor las primeras semanas:
No es sólo estudiar
Bueno, casi. Se trata de estudiar, y bastante, pero hay una vida además de sólo estudiar que quizás te guste conocer. En las primeras semanas es requetecontra importante ser social, sobre todo si es un entorno nuevo y no conoces a nadie. Te van a invitar a fiestas, te van a invitar a beber (y sí que te invitan), te van a invitar a hacer cosas que en el colegio veías lejanas, etc..
Claramente para algunos esto de socializar se les da más fácilmente, ya que siempre lo han sido, pero si tú, estimado lector, eres de los que les cuesta más, el único consejo que te puedo dar es que busques en primera instancia, personas que compartan intereses, y no te dejes llevar por las apariencias, ya que en la universidad el dicho se cumple al 100%: las apariencias engañan.
Y sí, vas a tener que estudiar mucho. Vas a tener que amanecerte. Vas a tener que recurrir a tu fé (si es que tienes) a veces, para poder lograr cosas (no realmente). Lo importante es equilibrar estudio y vida, que en algún momento de tu carrera, se mezclarán para dar paso a lo que serás en tu plena adultez. Así es como funciona.
No faltes, si es que quieres graduarte alguna vez
Muchos estando en el colegio piensan que la universidad es el lugar donde podrán faltar a clases por las puras. Si bien en la práctica eso es verdad, es además el peor error que puedes cometer si es que alguna vez quieres pasar los ramos y a más grande escala, ser un profesional.
Faltar a clases por flojera sólo demuestra el nulo interés que tienes por tus estudios. Si eres hombre y piensas que eso es cool y a las mujeres les gustará, déjame decirte que eres un gran idiota.
El primer año no es tan complicado
Para quienes sean de Chile, el primer año en muchas universidades es realmente la extensión de cuarto medio. Es el año donde adaptarse es la tarea principal.
Muchos mechones aún no tienen claro su norte, y hay una realidad que me impacta y no creía que iba a conocer algún día: hay personas que entran a la universidad por obligación de sus padres. Yo no sé qué tendrán en la cabeza esos padres, pero es claro que más que ayudar, están perjudicando a su hijo.
Mi punto es que el primer año universitario no es la gran cosa. Debes estudiar mucho, mil veces más que en enseñanza media, pero al final del camino comprenderás que fue sólo un entrenamiento para lo que se te viene: el segundo año y los posteriores, que sí son los primordiales para lograr el éxito que buscas.
Trabajar puede ayudar, o perjudicar
Si estás estudiando en jornada diurna y planeas trabajar, hay cosas que debes considerar. Normalmente los horarios de trabajo son totalmente incompatibles con los de universidad, y si llegas a tener suerte puede que encajen pero, ¿qué pasa con tu tiempo de estudio? La mejor solución es trabajar part-time en lugares cercanos a tu universidad. Es una pésima idea pensar en trabajar full-time porque simplemente no te va a dar cabeza para tanto.
Aléjate de tus malas juntas
Si en el colegio tenías juntas que influían en tus decisiones y te llevaban por el mal camino (carrete diario, ¿drogas?) es hora de decirles adiós. No te van a servir en nada para lograr tus objetivos académicos y créeme, si sigues en esas andanzas, vas a terminar despreocupándote de lo realmente importante.