Los modelos económicos que hasta ahora han sido incapaces de asegurar su propia sostenibilidad y han generado inestabilidad económica y social en las personas hacen que se busquen formas diferentes de satisfacer nuestras necesidades, convergiendo así en una serie de propuestas de modelos económicos alternativos en donde destaca la Economía Colaborativa.
La Economía Colaborativa es definida como una economía construida en base a redes de personas y comunidades conectadas —opuestas a organizaciones centralizadas— transformado así la forma en que es posible: consumir, producir, financiar y aprender. Es así como la economía colaborativa está dividida en cuatro segmentos.
1 Consumo colaborativo: quizá el segmento más masificado, tiene que ver con las transacciones en donde se ve involucrado un producto y su uso, cobrando relevancia el acceso en vez de la posesión. Esto es, que es más relevante que el mercado que me dé acceso a un producto o servicio en el momento que lo necesite en vez de adquirirlo para que gran parte de la vida de este producto sea ocioso. El consumo colaborativo busca aprovechar ese tiempo ocioso y reducir así su producción y la contaminación que esto genera pagando solo por el acceso. En Chile existen muchas iniciativas como por ejemplo, para compartir trayectos en automóviles tales como nosfuimos.cl y aventones.com, alojamiento para viajeros en sinbad.cl y estacionamientos en joldit.com.
2 La producción contributiva: diseña un nuevo modelo industrial de producción basado en la democratización de las herramientas de fabricación digital, el desarrollo de espacios creativos compartidos y el intercambio de conocimiento e información entre fabricantes para la producción focalizada en la sostenibilidad en vez de la escasez y las dinámicas de hiperconsumo. En Chile existen espacios de coworking como co-work.cl, stgomakerspace.com o fabricame.com, quienes ponen en contacto a quienes tienen ideas y ganas de construir con quienes tienen la tecnología para hacerlo.
3 La finanzas entre pares: o finanzas P2P (esta última expresión siendo la sigla de Peer-To-Peer), son el resultado de los diferentes modelos de micromecenazgo, crowdfunding, que se conocen hasta ahora —préstamos entre personas, compra de capital, donaciones y preventa/recompensa— y que consisten en el flujo de dinero mediante una plataforma que reúne oferta y demanda. En recompensa opera en Chile idea.me y cumplo.cl para préstamos entre personas e incluso para ahorrar entre amigos en tutanda.com.
4 El conocimiento abierto: (también llamado open knowledge) representa los cimientos de la economía colaborativa. Las prácticas y herramientas abiertas permiten a los modelos de la economía colaborativa crecer y distribuirse mucho más rápido, a la vez que también se inventan nuevos modelos de organizaciones como redec.cl o opentest.cc, enfocados al mundo académico que nos ofrece agregar la información disponible para generar contenidos y evaluaciones para diferentes actores sociales.
Este nuevo modelo de consumo considerado como una de las 10 ideas que cambiarán el mundo según la revista Time —complementario, nunca visto como única opción— representa una alternativa diferente en cuanto cualquier persona puede generar valor a partir de los productos que ya posee y acceder a otros sin necesidad de comprarlos. Así, las relaciones comerciales se vuelven entre pares, lejos de demasiados intermediarios y de forma lineal en influencias.
Estas dos condiciones dan paso a una tercera más allá de lo netamente comercial hacen que resalten valores de transparencia, respeto, compromiso y reputación (siendo esto último señalado como «la moneda del futuro» ). Esto, en concordancia con lo que ya señalan algunas investigaciones respecto de que las personas que participan de la economía colaborativa lo hacen para: obtener ventajas económicas, lo ecológico y, finalmente, el de conocer gente, crear nuevas amistades y expandir redes sociales.
Hoy en Chile, la economía colaborativa avanza a pasos agigantados, existe una serie de iniciativas que buscan mostrar que en nuestro país la economía colaborativa no sólo es una alternativa a la forma de consumir, sino que además están apostando, y seguro que lo logran, a que somos capaces de reencontrarnos en la confianza entre vecinos y construir un país como ciudadanos empoderados, ya que no cabe duda que una de las grandes dificultades que lo que estas organizaciones enfrentan son los problemas de confianza seguidos por la carencia de normas que se adapten a estos nuevos modelos.
Puedes ver imágenes de la fiesta realizada en Santiago de Chile en agosto de 2013 aquí, unirte a la discusión en Facebook, visitar la web de Ouishare (en inglés) o contactarte directamente con Paulo Mandaleris —el autor de este artículo, miembro de consumocolaborativo.com— enviándole un correo.