Como sabemos, hay una especial contingencia acerca de lo que ocurre con la educación nacional, y la continua presión que los estudiantes, tanto universitarios como secundarios, ejercen continuamente hacia nuestras autoridades para convertirla en una educación pública, gratuita y de calidad.
Este movimiento comenzó hace más de 6 años, sin embargo tuvo su apogeo el año 2011, donde la mayor cantidad de personas, no sólo estudiantes, sino también adultos y trabajadores pudieron formar parte de las demandas que se efectuaban.
En un principio, todo parecía válido, la población exigía algo totalmente necesario, y se manifestaba a través de marchas, paros y tomas, los que a pesar de sus buenas intenciones, se fueron desvirtuando al pasar el tiempo…Las marchas pasaron de ser instancias de cultura, entretenimiento y pacífica expresión, a situaciones que abrían paso a actos de violencia, en los cuales muchas personas inocentes resultaban heridas, o con daños a sus bienes materiales.
Ahora bien, con respecto a la violencia, los «encapuchados» y todo lo que hace al movimiento perder credibilidad, surge la gran pregunta ¿Es necesaria tanta violencia?
Y en torno a este tema, hay muchos y variados puntos de vista, que probablemente jamás lograrán llegar a un consenso, y algunos de los cuales quisiera compartir con ustedes:
En este punto, en relación a las marchas, la mayoría debemos entrar en contradicción, yo por lo menos si…
A mi parecer, por un lado es necesario que en las marchas exista violencia, ya que si no la hubiera seguramente se nos darían mucho más los espacios, pero no nos tomarían en cuenta, ya que el gobierno, no perdería nada. Nosotros nos expresaríamos, pasaría el horario de permiso dado por la intendencia y se acabaría.
Pero por otro lado, lamentablemente, con la violencia destruimos lo que es nuestro, lo que nuestros papás, abuelos, tíos y NOSOTROS costeamos a través de los impuestos que pagamos mensualmente.Quizás, debería haber un equilibrio, ya que en las últimas ocasiones, la violencia se ha ido de las manos, pero hay que seguir luchando por lo que más adelante será de nuestro hijos, sobrinos y nietos
Joselin Aravena, Estudiante, 20 años
…Rasgan vestiduras porque se quema una micro, pero yo no escuché a esa misma gente rasgar esas mismas vestiduras y gritar cuando se quemó a Rodrigo Rojas, no escuché ese mismo clamor. No escuché eso cuando dejaron a la niña quemada entera, no escuché eso en la televisión, no escuché la misma vehemencia en la defensa de no a la violencia. No escuché eso cuando los compañeros, profesionales hoy día, fueron secuestrados en el latino, en pleno día. No escuché a la televisión diciendo «¿Por qué secuestran a la gente, por Dios, qué está pasando?» No…todos callados, no escuché nada cuando al día siguiente estas personas aparecieron muertas, no solamente muertas, sino degolladas…Yo les pregunto de dónde viene la violencia, quiénes son los violentos, somos nosotros o son ellos lo poderosos, los ricos ¿De dónde viene la violencia? Cuando la unidad popular tocó sus bienes, tocó sus minas, que dicen que son del Todopoderoso que se las dio a ellos, tocó el mar, tocó la tierra, las fábricas…solamente tocaron cosas, bienes, nunca se mató a ninguno de ellos ¿Qué pasó, compañeros? Estuvieron diecisiete años asesinando gente, haciendo desaparecer gente, quemando a los campesinos en hornos allá en Lonquén. ¿Quiénes son los violentos? ¿De dónde viene la violencia?
Qué cosa más violenta que una persona tenga que vivir con 80 mil pesos, 100 mil pesos, 120 mil pesos en el mes, y otros, por nombrar los que yo conozco, digamos, que son los senadores y los diputados …¿Qué más violencia que esa? Por qué unos tienen que vivir con un poquito, dejar a sus cabrochicos botados, porque tienen que salir los dos, el papá y la mamá a trabajar, por qué empujan a nuestra gente al consumo de drogas, por qué empujan a nuestra gente a la delincuencia en las poblaciones, ¿Por qué? Porque aquí hay una desigualdad impresionante, pero impresionante, aquí están los ricos y los pobres, la clase media pobre de ella, pero aquí están los ricos y los pobres…Qué más violencia, compañeros, que el asesinato de mis hijos, eran estudiantes, eran dirigentes, y en ese tiempo, como hoy día también, era muy peligroso ser joven y pensar. Porque lo que ellos quieren es que los jóvenes no piensen, quieren que estén botados, tirados en los pastos, borrachos, con drogas, ganándose la plata fácil…Así quieren verlos, pero los que piensan, son peligrosos …Si nos pisotean, si nos matan, si hacen lo que quieren con nosotros tenemos derecho a levantarnos y a defendernos, tenemos derecho …A ellos les molesta el desorden y la violencia, porque ellos son los dueños del desorden y la violencia, nadie más puede hacer eso, nosotros tenemos que morir piola, callados, morirnos de hambre callados, que nuestros hijos se prostituyan y estar callados…
Sra. Luisa Toledo (madre de los hermanos Vergara Toledo).
De ninguna manera creo que sea necesaria la violencia en las manifestaciones y marchas estudiantiles. De partida se supone que se está tratando con personas capaces de usar un sano juicio, y es evidente que cualquier persona en su «sano juicio» no pretenderá dañar a otras personas (carabineros, reporteros gráficos, etc) o el patrimonio público, para poner en el tapete sus demanda. Ciertamente se manifiestan por una buena educación y de calidad…pero, al hacer esos actos de vandalismo, demuestran todo lo contrario a sus «ideales», por otra parte, creo que para que un ideal tenga el impacto necesario para convencer a quien sea, es necesario «imponerlo» de buena forma, quiero decir, dando a conocer los puntos de vista, nutrirse de otras visiones, no como se dio de manifiesto al principio del movimiento, mucha intransigencia, que en definitiva lleva a la violencia, y que finalmente pierda relevancia.
Claudio Espinoza, Estudiante, 18 años.
Creo que cuando hablamos de violencia en las marchas estudiantiles primero tenemos que preguntarnos que es la violencia y donde se origina. La violencia es todo acto que produce daño en una persona o en una colectividad de personas y esta más que claro, que la sociedad en general, hoy recibe y genera violencia casi cotidianamente. Si nos enfocamos al movimiento estudiantil, veremos que la violencia parte desde hace mucho tiempo, cuando se eliminaron las escuelas normales, por ejemplo, o cuando se optó por municipalizar las escuelas fiscales, en fin, una serie de eventos desafortunados (o afortunados para algunos), que fueron transformando la educación pública en un ente de segregación social. Estos eventos desafortunados que yo menciono son los primeros actos de violencia que se viven en relación a este tema y que décadas después harían estallar diversos movimientos sociales que se sintieron duramente afectados por estos actos. Hoy estamos en medio de uno de esos muchos movimientos y en uno grande que ya lleva casi dos años, pero que tiene sus bases en movimientos anteriores y lo más importante, en molestias anteriores. Se busca y se exige entre otras cosas, que la educación vuelva a ser pública (y eso conlleva que sea gratuita y de calidad, como dice por ahí la redundante consigna).
La violencia, se origina desde los gobiernos y sus extraños movimientos. La gente afectada por ese tema sale a marchar y a exigir cambios, el pueblo no es escuchado y la moral de los manifestantes comienza a bajar, y el enojo y la frustración se incrementa, por otro lado, las fuerzas policiales reciben ordenes de callar a estas personas y comienza la repre, así la moral sigue bajando y la frustración subiendo, hasta que alguien explota, ya no de manera pacifica, y comienzan las batallas campales de personas indignadas y enojadas (y ojo, muchas veces no por las causas del movimiento, si no por muchos otros factores), y las fuerzas especiales que intentan amortiguar un poco la violencia, extrañamente con más violencia. Después de toda esta contextualización, estoy totalmente de acuerdo con los actos violentos que no afecten la integridad física de ninguna persona, pero sólo como gesto, un gesto de empoderamiento de lo que pagamos y de lo que nos pertenece y se nos ha quitado (las calles, las señalizaciones, paraderos, como símbolo de lo publico en general), sin embargo, como táctica de movilización creo que es muy mala, ya que le otorga al gobierno de turno la posibilidad de deslegitimar todo un movimiento social, por estos actos simbólicos y ensuciar la opinión publica sobre estos temas.
Andrés Mondaca, Estudiante, 19 años.
Frente a esto, como mencioné anteriormente, cada cual tiene libre albedrío para pensar como crea pertinente, y defender de igual manera sus ideales…
En fin, debido a la excesiva violencia que se apoderó de las movilizaciones, además de la gran cantidad de alumnos que perdieron su año escolar y becas, el movimiento estudiantil fue perdiendo seguidores, más por miedo a la represión y las consecuencias de ésta, que por un real cambio de mentalidad en la población.
A comienzos de este año escolar, el movimiento ha vuelto a surgir, pero lamentablemente, no con la misma fuerza y apoyo que en un comienzo, y con gran ayuda de los medios de comunicación, la ciudadanía ha ido olvidando cuáles eran los reales motivos de las movilizaciones, la creatividad se ha ido agotando y ahora, como puede observarse claramente en los medios de comunicación, sólo se concentran en los heridos o destrozos de cada marcha.
Sin embargo, hay quiénes aún nos preocupamos del trasfondo del asunto, y no olvidamos que más que palabras y promesas, queremos acciones, a pesar de tener claro que éste no será un beneficio inmediato para nosotros, sino para nuestras próximas generaciones.
Por tanto, me interesa informar mediante este artículo que el movimiento no se ha acabado, sino que sigue vigente y pronto volverá con más fuerza, puesto que no han sido ni serán capaces de callarnos, las asambleas y paros están volviendo a ganar participantes y pronto los estudiantes seremos nuevamente los dueños de las calles y los responsables de gritarle al gobierno lo que el pueblo necesita.