Steve Jobs – co-fundador de Apple y Pixar – fue uno de los más grandes genios creativos de su generación y uno de los que veía las cosas de manera diferente. Murió hace exactamente un año, el 5 de octubre de 2011, después de una batalla de años de duración contra el cáncer y otros problemas de salud.
«La muerte es probablemente el mejor invento de la vida.»
Cuando supe que había muerto, quedé sin palabras. El mundo había perdido a uno de los mejores visionarios que hayan existido. Para mi fue un mentor (y lo sigue siendo). Gracias a él viene la mayor parte de mi gusto por la simplicidad y el diseño de las cosas. Desde que empecé a leer sobre la historia de su vida en el libro biográfico hecho por Walter Isaacson, me inspiró aún más.
Su forma de entender la tecnología, más allá de una obsesión, era una forma de maximizar su potencial creativo (lo que ahora está haciendo falta en Apple). Steve innovó no solo en el mundo de la tecnología, sino que también en el mundo del marketing (con asombrosas campañas publicitarias), en el mundo cinematográfico (en Pixar, revolucionando la industria con la primera película animada hecha por computador llamada Toy Story) y a más grandes rasgos, innovó con lecciones de vida.
«Recordar que vas a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder.»
La brillantez, la pasión y la energía fueron la fuente de innumerables innovaciones que han enriquecido y mejorado la vida de muchas personas, incluyéndome. Un ejemplo claro es la simplicidad de los productos que creó.
Steve ha sido catalogado como el Edison de nuestra época. Es probable que sea cierto de varias formas, pero creo que Steve no se ganó esa enorme reputación por su capacidad técnica, como lo hizo Edison, sino que se la ganó gracias a su inestimable opinión sobre la tecnología en general. Así mismo, hoy en día varios actores de la industria tecnológica han seguido estos pasos buscando la innovación de algo diferente, algo que salga del esquema, sin embargo muy pocos lo han logrado con la envergadura que tuvo Steve en su tiempo, y esto se debe a que ninguno de ellos posee la combinación única de talento, atrevimiento y persistencia que Steve demostró una y otra vez.
La filosofía de vida y trabajo de Steve es lo que más me fascina y me conmueve. A veces me pregunto ¿existirá alguna vez otra persona como él?

«Tu tiempo está limitado, así que no lo desaproveches viviendo la vida de algún otro. No te dejes arrastrar por los dogmas, que es lo mismo que vivir con los resultados del pensamiento de otras personas. No dejes que el ruido de las opiniones de otros ahoguen completamente tu voz interior. Y más importante, ten el valor de seguir a tu corazón y a tu intuición. Ellos, de algún modo, ya saben en lo que verdaderamente te quieres convertir. Todo lo demás es secundario.»
Steve fue un verdadero visionario. Ser un visionario es la facultad intuitiva de ser capaz de ver más allá de los horizontes actuales de las posibilidades. Es un reflejo poderoso de la imaginación no limitado por las fronteras de todos los días y que todos conocen. Fue extraordinariamente impaciente con las personas que decían que «no se podía hacer». Y ahí es donde algunas de sus actitudes irracionales y dictatoriales venían, pero al final, consiguió lo que quería y todo el mundo descubrió que lo que parecía imposible se podía hacer. Steve hizo posible lo imposible.
«Este es uno de mis mantras: tener un foco y buscar lo simple. Lo simple puede ser más duro que lo complejo: para conseguirlo es un trabajo duro que implica pensar con claridad. Pero vale la pena, una vez que lo lograste puedes mover montañas.»
Steve seguirá siendo recordado por millones de personas. A veces pienso que logró hacer el «mordisco al universo» – frase célebre de la película Piratas de Silicon Valley – ya que logró revolucionar muchos mercados; la computación (con el Mac), la telefonía (con el iPhone), la música (con el iPod), el cine (con Pixar) e incluso el diseño y el marketing.
La industria seguirá echando de menos a Steve. Apple seguirá siendo fuerte, pero siempre lo extrañará. Atrás han quedado los días en que un hombre loco subía al escenario y nos decía, como por arte de magia, dónde exactamente iría la computación en el futuro y luego mostrarnos un producto que nos llevaría a él con estilo.
«Estamos aquí para dar un mordisco al universo. Sino, ¿para qué otra cosa podemos estar aquí?»
Es increíble que haya revolucionado a la tecnología tan magistralmente como sólo él lo pudo hacer. Steve, donde sea que estés, gracias por ser un mentor, un innovador de primera categoría, y sobretodo, por toda tu filosofía.
Steve, gracias por tu valioso legado. Te extrañaré.
