De cierta forma, todos llevamos un escritor en nuestro interior. Sentimos la necesidad de expresarnos de alguna u otra manera, claro está que algunos con más habilidad que otros. Puede que exista en estos últimos el miedo a no ser leídos, el de expresarte y que a ningún lector le interese el tiempo invertido en esas palabras que estuvieron guardadas en su interior por bastante tiempo.
Ese escritor existe en muchas formas, puede existir el escritor reprimido por sus padres, que se encuentra encerrado siendo el «modelo a seguir» y que sí opina algo distinto al modo de pensar cuadrado de ellos, ya es considerado alguien completamente distinto y ajeno a la familia. Esa persona necesita manifestarse de alguna forma y lo encuentra así en un lapiz y un papel.
Existe otro, que personalmente veo mucho y de forma cotidiana, es el escritor enamorado, o más bien el escritor que lleva una relación sentimental con una persona. Es la persona que busca como salida ser escritor por el hecho de no saber como expresarse de forma clara frente a su pareja, encuentra una especie de satisfacción el editar una y otra vez las palabras escritas para hacerlas cada vez más perfectas, no cometer ningún error por el miedo a ser juzgado, o por el miedo a la reacción que pueda tener su pareja al saber lo que ocurre.
Podemos continuar todo el día buscando clases de escritores, pero creo que ese no es el tema. Si algunos no se han dado cuenta lo que tienen en común las dos clases de escritores que acabo de describir y que me atrevería a decir que todo escritor tiene, es que frente a ese cuaderno, libro, hoja o lo que sea que pueda escribir de forma continúa, ve a un psicólogo que simplemente no te puede juzgar, no puede evaluarte, ni recetarte medicamentos, que te diagnostique algo que tu personalmente encuentras totalmente absurdo. Por favor no crean que tengo algo contra los psicólogos, sólo es que no gastas más allá de mil pesos en un lápiz y un cuaderno, comienzas a desahogarte de forma plena a tal punto de que escribir para ti ya no es un pasatiempo o algo por el estilo, ya es algo completamente tuyo, algo que nace de tu interior y que tarde o temprano buscas la manera de que alguien (de confianza y/o ajeno a ti) lea lo que escribiste compartiendo así un pensamiento que creías único, te das cuenta de que alguien más lo tiene y que tal vez, sólo tal vez muchas más personas también lo tienen.
Así qué sí necesitas desahogarte y no tienes con quien hacerlo, busca un lápiz y un papel comienza a escribir lo que sientes y te sorprenderás lo que puedes llegar a hacer.