Navidad, ese momento en que católicos, incluídos todos aquellos que sólo en esta época del año practican las creencias asociadas al catolicismo, conmemoran la llegada del niño Jesús. Me parece insólito que aún tanta gente lo conmemore. Y es que cuando adultos ven la fantasía que en niños produce el viejito pascuero (Papa Noel, Santa Claus, San Nicolás, Colacho o como quiera vd. llamarle), el conejo de pascua (a.k.a. conejito primavera en Estados Unidos) o el ratoncito de los dientes, aparece en mí el adulto que ve en ellos nada más que niños creyendo en dios.
¿No es entonces que Santa, el conejito y el ratoncito son para los niños lo que dios es para los adultos? ¿Una simple falsa ilusión?
Es innegable lo que hace un tiempo escuché:
Cuando sólo una persona tiene un amigo imaginario, está loco. Cuando muchas personas tienen el mismo amigo imaginario, son una religión.
No es más que una simple reflexión de mi parte para que tenga en cuenta durante esta navidad. Como ateo, les paso a comentar cómo hago en esta época navideña tan llena de tantos ritos, costumbres y cánones sociales para no morir en el intento.
Los niños
Con los niños soy cuidadoso, y es que tengo que serlo para no corromper todo aquello que alrededor de ellos se ha creado como una fantasía. Simplemente omito muchos comentarios para no me mentir a la vez que no daño la falsa fantasía en la que adultos hacen vivir a tanto niño.
El árbol de pascua
Estéticamente un árbol de pascua bien armado puede ser una objeto digno de apreciar e incluso, si vd. quiere, de admirar, pero muchas veces el espíritu navideño distorcionado que muchos incentivan que el armado y uso de este íconico objeto se transforme en cualquier cosa, perdiendo con ello todo el sentido que en algún momento pudo llegar a tener. Los árboles navideños me gustan, pero sólo hasta el momento en que se comienza a abusar de ellos. ¿Sabe Vd. por qué arma el arbol? ¿Por qué lo arma? ¿Qué adornos usa? No lo sabe, porque lo arma por razones triviales: hay que armarlo.
Los regalos
Simplemente no los hago. Incluso para el católico más Opus Dei ferviente no debería ser si quiera tema de conversación el tema de los regalos. Y es que el espíritu de la navidad no puede estar más alejado de la materialidad que casi siempre está asociada con la entrega de regalos. Así también, tenemos otros 364/365 días durante el año para regalar, pero no, hay que hacerlo en navidad. Tenemos que comprar, comprar, comprar. Tenemos que seguir comprando. Así es la navidad.
Ya en otro artículo hablaré sobre el Viejito Pascuero, que, por sí solo, da para mucho. Por ahora, les deseo un muy buen término de año. Disfruten su tiempo libre con quienes más quieren. Disfruten la vida y pongan todo de sí para que 2013 sea una año lleno de alegrías, satisfacciones y éxitos.