Legalizar

La ley es el reflejo de la cultura y del hecho de otorgar aprobación para su acción. No todos aprueban muchas veces su existencia y otros la avalan porque les protegen. Siempre hay una fracción que queda desamparada ante esta realidad. Constituciones que no van más allá del papel y juzgados que se influyen más por el poder que por el juicio mismo.

Esta sociedad urbanizada comprende de muchas opiniones y costumbres, acogidas en una cultura que delimita la aprobación popular de éstas. No siempre son bien vistos ciertos actos, independiente del carácter y del objetivo, o si compromete violencia o daño. El objetivo de cada acto es otorgar ese respeto a los antepasados y sus sabias costumbres que a veces se resisten a ver la realidad.

Es común últimamente ver noticias del medio oriente acerca de apaleamiento a mujeres por falta a las costumbres, mayoritariamente por tener relaciones amorosas o sexuales fuera del matrimonio contraído. Este hecho de violencia de género en la perspectiva occidental aparenta ser un acto brutal, pero en su origen es parte de la cultura y costumbres.

Por otro lado la tan aclamada «Declaración de los derechos humanos» proclama en su artículo 30 lo siguiente:

Artículo 30
Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.

Incluso, en su sitio, se declara explícitamente que

[…] La presente DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.

O sea, que cualquier nación, en un supuesto sano juicio podría declarar un guerra y matar, sin que sea un delito en sí mismo. Aunque estemos ad portas de una guerra, y aunque la ONU lo penalice, Corea del Norte podría empezar eufóricamente una guerra sin que se cometa una falta, ya que en su cultura el enemigo debe ser destruido y asesinado.

Deseo de libertad

Son muy conocidas las peticiones de legalizar el aborto, el consumo de marihuana y el matrimonio del mismo sexo. Existen otras peticiones, pero no suelen generar debate y aún así llegar a un consenso unánime y mundial.


Mapa de la legalidad de la cannabis en el mundo

Los países europeos son los más abiertos a este tipo de prácticas, ya que su cultura es la que finalmente aprueba este tipo de actos. No siempre la ley es perfecta y pareja, pero trata de adaptarse lo mejor posible a las condiciones y a la cultura.

Decidir si mantener una vida en el vientre durante nueve meses a consecuencia de una violación o un acto no premeditado es algo que el mismo ser en gestación debería declarar, sin embargo la realidad no permite conocer estas decisiones por lo que la madre es quien deber elegir continuar con la gestación. Pero a nivel psicológico cualquier elección podría verse como reflejo del trauma generado por el acto sexual involuntario, o el miedo y represión que la cultura o el agresor ejerce sobre la mujer. En este caso se prima el origen más allá de la elección (o selección).

También aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo abre un debate, acerca de que si es o no legal u oportuno. Esto va más allá de lo correcto, sino que apela a la naturaleza o incluso a la religión. Aquellos argumentos parecen ser tan válidos como que el amor es universal y que todos deberían tener el mismo derecho.

No todos los países tienen la misma suerte y jurisdicción cada promover la aprobación de ciertas leyes. La cultura de los partidos políticos predominantes o de turno es la que se refleja en los congresos al momento de debatir; reflejo que llega a la opinión pública que no suele tener ni voz ni voto en estos casos, aunque piense lo contrario.

Lo correcto

Existen tantas visiones del mundo como personas; ninguna puede estar en lo correcto o falso absolutamente, por lo que hay que llegar a un consenso. Uno que converja de la mayor cantidad de opiniones para que así no exista oposición al momento de implementarlos. Como mencionaba, éstas son reflejo de la cultura, así que, predominantemente, sus habitantes expondrán sus argumentos apelando a sus origines.

Sin embargo, no muchas veces estas elecciones representan a la opinión general, ya que al deseo de las masas se contrasta ciertos intereses de entidades más poderosas, por lo que el peso las llevan estas últimas al momento de elegir la legislación. En este aspecto la sociedad empieza a apelar a la cultura misma, haciendo que la esencia de los sujetos se represente a futuro; esto toma más plazo pero no por ello es menos eficiente, al contrario, la ley en este caso se mueve por inercia ya que la necesidad de delimitar éstos actos son las que forzan a crear leyes para ello.

El equilibrio para las nuevas regulaciones no va en entregar libertades, sino en reprimirlas, para que así las personas no excedan sus libertades y atropellen las del resto. Sin embargo, las libertades demandadas como derechos no siempre son apoyadas como tal, por lo que se generan conflictos de interés y opinión. Muchos reclaman tales oportunidades como básicas, ya que no genera mucha diferencia o que la calidad de vida de sus ciudadanos mejorará sustancialmente. Se exige la libertad de elegir.

Son aquellas las ocasiones en que el debate se centra en cual es el punto exacto para que las personas tengan los beneficios. Los parlamentarios no muchas veces confían en el intelecto de las masas, argumentando de que éstas se aprovecharán, o que el orden se deformará; las libertades serían sinónimo de rebelión y libertinaje puro, situaciones que no se podrían controlar. En los casos de los países tercermundistas esto suele ser cierto: la cultura aún está arraigada a los antepasados, temores e instintos marcados predominantemente por el machismo y la opresión; sumado a la falta de legislación, la oposición cultural y la corrupción que se genera por el cambio de mercado acentúan esta negación. En culturas mucho más maduras el fenómeno es el contrario: las peticiones con aprobadas y muchos casos legisladas, creándose instituciones dedicadas para ello. En aquellos países la historia los ha marcado, en pos de las libertades y dejando atrás las opresiones que los marcaron por generaciones; la violencia es algo del pasado, un acto que los marcó por generaciones y que hoy en día son ellos mismos los responsables de sus actos.

Ya sea en forma de anarquías, revueltas, marchas, agrupaciones u organizaciones, siempre existe algo o alguien que se opone a algo exigiendo imponer su cultura en el resto. Como lo decían en el libro 1984: «No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución. Se hace la revolución para establecer una dictadura». La opresión de la humanidad está para hacer que la humanidad se haga mejor a sí misma a partir de sus errores, y no se sus logros, como se suele alabar.

Fuentes:

  1. Legislación sobre la práctica del aborto en el mundo.
  2. Legalidad del cannabis.
  3. 1984 (novela), de Wikiquote.
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