De amigos y pilares

Para mí la amistad siempre ha sido parte transcendental en la vida. Después de todo, cada vez que he caído han sido mis amigos quienes han estado ahí para apoyarme, y son ellos con quienes me gusta analizar las simplezas y complicaciones diarias de la vida. Por lo mismo les entrego toda mi confianza y lealtad. Pero somos humanos, y fallamos. Queriéndolo o no nuestra imperfección nos lleva a hacer o decir cosas de las que después nos arrepentimos, o incluso sin darnos cuenta actuamos mal. Esto con el tiempo desgasta las relaciones, y muchas veces hace que vayan quedando en el pasado como un simple recuerdo de una linda amistad.

Antes que todo quiero diferenciar los amigos de los «pilares«. Las relaciones en el tiempo son cambiantes dependiendo de las historias y momentos que pasamos. Pueden ser muchos los que pasen de ser simples conocidos a amigos declarados, pero solo unos cuantos son capaces de actuar como pilares en nuestra vida. Estos soportes nos entregan estabilidad, además de ayudarnos a formar las barreras que permiten que nos enfrentemos a los problemas con fortaleza. Va más allá de estar en los momentos difíciles. Se trata de compartir situaciones y complementar experiencias que nos enriquecen tanto a nosotros como a ellos. Un pilar es quien en la situación más terrible del mundo no sabe que decirte, pero si sabe cómo hacer que veas todo desde un punto de vista más positivo.

A pesar de lo estable que pueda resultar esta relación, la vida es cambiante y mientras crecemos las personas en quienes nos apoyamos van emigrando. Personalmente me cuesta mucho asumir las perdidas. De cualquier tipo, pero mucho más si son estos pilares los que se van. Ya sea por una discusión, o porque simplemente el tiempo lo quiso así, hay momentos en los que se debe dejar partir a estas personas y aprender a enfrentar la vida un poco más solos.

Las personas cambiamos. Cada experiencia que pasamos deja de alguna forma una huella que transforma un poco nuestra personalidad. Pero el cambio es paulatino, y por lo mismo no nos damos cuenta cuando dejamos de ser lo que éramos unos años atrás. Entonces es cuando nuestros pilares cambian. Dos personas comienzan a tener confianza y a formar una relación cuando tienen intereses afines, o por lo menos tienen un punto en común que los une y permite que todo fluya. Mientras pasa el tiempo ambas personas cambian, y quizás las nuevas personalidades que adoptamos no son compatibles como lo eran antes.

Este cambio de ser pilar a pasar a ser un amigo más, o en el peor de los casos a que ya no exista amistad, es un proceso natural, pero cuando ocurre no pasa desapercibido. Como ya mencioné, nuestro cambio es paulatino, así que paulatinamente comienzan los primeros roces. El problema viene cuando la diferencia entre estas dos personas es tan grande que llega como explosión y destruye todo. Ahí es donde de verdad se siente el vacío.

Estoy en esta situación, y es bastante complejo.

Pero, como ya decidí hace algunos meses, en todo hay que buscar el lado positivo. Si nos focalizamos en todo lo que recibimos y entregamos en el tiempo que duró la amistad, y todo lo que fuimos capaces de aprender, notaremos que salimos ganando. Hay que tomar cada etapa de la vida como la práctica para aprender a enfrentar la etapa siguiente. Estas personas pasan por nuestras vidas para enseñarnos cómo dar el siguiente paso solos, y nosotros inconscientemente hicimos lo mismo. Visto desde ese ángulo todo problema no se ve tan terrible como parecía.

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