Determinación

Esta es una carta para mí. Así es, para mí, el mismo tonto que no ha dicho algo en el momento adecuado, se ha ocultado en las sombras de la apariencia y está a punto de estallar. Sí, para mí, y espero reconsiderar luego de esto.

Querido (a ratos) Nicolás:

Es momento que cambies. Debes ser otra persona. Han pasado muchos años luego de ese incidente en que tus padres y hermana se enteraron de quien realmente eras: que tu amor era diferente y que no todos lo entendían. Hubo odios, caos, hasta fallas de salud. Pensé que alguien iba a salir herido o iba a morir. Muchos sufrieron, pero sólo hubo un muerto: tu libertad. Nada fue igual luego de eso. Y es que sentiste que habías cometido un delito grave, que no había forma de enmendar el error. Simplemente era todo un ir y venir de prejuicios. No es que fueses un delincuente, eras un revolucionario de tu propia personalidad; por primera vez en tu vida tuviste la determinación de ir detrás de quien amabas, y no pensar en las consecuencias más que los beneficios. Pero tuviste que aterrizar en el mundo real. Ahí murió tu ser completamente. Pero cual ave fénix, renaciste en alguien completamente nuevo; sin embargo, no mejor que antes.

Pensamos, reflexionamos, cuestionamos y resolvimos. Como pude haber cambiado todo lo que creías correcto en algo que no correspondía. Me privaste de muchas cosas; no sabías quien era normal, no sabías si eras normal, te decían que no eras normal, no lo decían con palabras, lo decían con la mirada, con odio y desprecio, son actos cínicos y estúpidos. Sé que lo odias madre, le dijiste pecador. Sé lo odias padre, le dijiste desviado. Sé lo odias hermana, le dijiste enfermo. Y esas cosas no las olvidan, por más muertes que se hallan en el camino, mientras el recuerdo siga vivo, seguirá latente y no habrá perdón más el juicio final.

Soy alguien que está muy dentro de ti, que quiere salir. He cometido ciertos destrozos, lo admito. Te he mirado sin pudor ni interés, es cierto. Pero con cada acto de rebeldía que disfrutabas, sabías que no era correcto, pero sabías que es una forma de vivir la vida. Vivir la vida. Y no ser un cordero que tiene que ir a sacrificarse todos los días por un mísero trozo de carne podrida que algunos llaman dinero.

El nuevo amor te dijo que necesitabas determinación. A pesar que lo acabaste de leer en un libro, era la palabra la que gatilló todo. Muchas emociones y nociones hacen que ahora sea yo el que escriba la carta presente. Soy ese alguien nuevo, que te hará dormir, para que salga, tome una mochila, sólo lo esencial, y de una puta vez, salga a vivir en ese cuerpo debilucho. La mente da para harto. Sabes del mundo. Sin embargo la muerte es azarosa como para tentarla, pero tentadora para jugar en su azar.

No es que tengas sueño, sino que quieres despertar. Has dormido mucho. No necesitas un abrazo, necesitas romper las cadenas. Limpia tu propia ropa y tus propias responsabilidades, ya viene siendo hora de demostrar quien quieres ser. Un beso no significa mucho en este mundo, pero cualquier cosa que te haga sentir especial es una droga digna de servirse.

Reacciona. No dejes que esa presión se apague. No es que estés mal. Estás bien. Sólo tienes que empezar a caminar. Aunque pienses que haz avanzado, sólo te has dedicado a ver el paisaje de donde estás: debes recorrer el mundo para no tener miedo a su fin.

Como ese amor (que algunos llaman autoestima), te doy ánimos para que cambies, y tomes el camino que corresponde.

Nicolás.

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