El autoestima es algo necesario en la vida de cada ser pensante. Es algo que condiciona –querámoslo o no– el estado de ánimo, la conducta y muchas cosas más. Unas personas ya la poseen, sin embargo hay otras que emprenden misión por alcanzarla por algún u otro motivo. En definitiva todos necesitamos poseer autoestima, pero ¿vale esto el dejar de lado algún otro aspecto de la vida?
Seguramente por algún subcontacto podría usted haber encontrado un perfil de Facebook, sea éste de un hombre o de una mujer que, o bien, deja muy poco para la imaginación o resulta ser preocupantemente sugerente, sexualmente hablando. Y es que, pareciera que esta es la forma más fácil de que la gente pueda adular a la persona en cuestión –seamos sinceros, hay más de un individuo al cual se le puede alterar algún estado hormonal o activar algún comportamiento instintivo– lo que se traduce en autoestima fácil. Parece conveniente, ¿y qué hay de la moral? digo, personalmente no creo que valga la pena dar una imagen incorrecta al mundo sólo por obtener un par de comentarios positivos.
Pensemos también en aquella gente que sigue modas. Desde tiempos inmemorables han existido personas sometidas a la influencia de las modas, y la gente que se admira por estos estándares volátiles también se verán beneficiados si es que son vistosos, destacan entre el resto y con esto obtienen su retroalimentación positiva. Mas la moda comienza a sufrir un efecto contrario cuando la cantidad de adeptos sobrepasa con creces el espectro con el que se esperanza una persona de destacar entre el resto. Como resultado observamos miles de vestimentas iguales, cuyos ejemplos no vienen al caso, pero que se pueden ver con facilidad si uno transita por alguna calle con alta concurrencia. Y como consecuencia observamos la inutilidad de la moda como concepto de diferenciación. Pero como la moda es volátil, no pasará mucho tiempo hasta que salga una nueva tendencia y el ciclo se complete.
Otro caso que si bien no es tan frecuente pero que deja ver un problema ético, es aquel que busca el autoestima mediante la superioridad ante algún otro individuo. Sí, hablamos del bullying, la violencia hacia el más débil sin razones válidas. Es otro de los métodos fáciles de conseguir autoestima; Válido ante los ojos del victimario, horroroso ante la mirada del estrado. La demostración física y violenta de que Individuo X es mejor que Individuo Y deja entrever la necesidad que existe de demostrar liderazgo. Liderazgo y superioridad que desaparecen instantáneamente ante la existencia de un Individuo Z superior a Individuo X sin necesidad de recurrir a métodos que impliquen fuerza y/o actos poco éticos para su demostración.
Y es que hay muchas maneras sanas de poder conseguir autoestima. Siempre estará la ayuda de un especialista en salud mental, pero también es bueno que se pueda generar algún instrumento para autoabastecerse de autoestima, y quizá puede no ser uno directamente quién nos la de, pensando en la persona amada o en un ser querido. Resulta ser un problema tan fácil de solucionar, como el hecho de eliminar nuestro margen de horizonte, dejar de pensar que existe sólo una manera de conseguirlo, y así poder vislumbrar el universo de posibilidades que existen, lejos de aquel punto donde se imponía la insistencia y la convención del elemento singular.