Pajarito nuevo

Ser el “pajarito nuevo” nunca es agradable. Los primeros días en el colegio nuevo, el primer día de universidad, la primera semana de trabajo, todos momentos incómodos en los que a más de uno nos han dado ganas de salir corriendo. Es que todos sabemos que la primera impresión es importante, así que toma más valor que nunca no arruinarlo todo.

En un par de días entro a un nuevo trabajo y sí, estoy nerviosa. Puede que sea porque nunca me he desarrollado laboralmente en esta área (mundo del café) o porque sé que lo que aprenda el primer mes definirá mi continuidad. Lo claro es que he pasado por todas las etapas del nerviosismo una y otra vez.

Empiezo a recordar todos los primeros días de algo en mi vida, y definitivamente son los días que menos me gustan. Es que si ya lucho contra un poco de inseguridad un día cualquiera del año, los primeros días pierdo la batalla. Es que uno nunca sabe con lo que se va a encontrar. Los grupos ya están formados y uno llega ahí, a ser el centro de atención por un tiempo.

Estos son los momentos en los que recurro a mi ley de vida: El tiempo hace que todo pase y se solucione de alguna forma. Nada es eterno. Creo que en promedio, según la experiencia que tengo días de este tipo, lo desagradable no debería durar más de una semana. Pido que sea así para poder contarles las maravillas del café que aprenda en el camino.

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