Tras el retail

Analizar los puntos negativos del retail no parece gran tarea. Solo con buscar un poco de información nos encontraremos con las mil y una técnicas que utilizan para evitar hasta en lo más mínimo los cobros y sacar lo que más puedan del bolsillo de sus clientes. Eso desde el punto de vista macro, pero si nos vamos a lo mínimo, criticar a quienes nos atienden se hace aún más fácil. Ser parte de quienes están tras las multitiendas, ser parte de los criticados, cambió mucho la opinión que tenía sobre el mal visto retail.

A principios del próximo mes cumplo un año trabajando para una conocida multitienda. Entré la pasada temporada navideña con planes de trabajar solo un mes, pero poco a poco pasó el tiempo, y ya está llegando nuevamente la navidad.

Antes de trabajar aquí era de las primeras en criticar a las vendedoras que me atendían sin una sonrisa, a lo lento que eran todos los procesos que no implicaran ganancia directa para la empresa (cambiar o devolver un producto por ejemplo), el desorden de las tiendas y en general a todo lo que como cliente complicara más mi autodeclarado consumismo. Ahora ya no puedo decir lo mismo.

Probablemente si conocen a alguien que trabaje con horario de mall entenderán lo que esto implica. Si partimos por la división semanal, el general de los trabajadores tiene dos días libres a la semana rotativos, de los cuales solo una vez al mes es un fin de semana. El resto son dos días dentro de la semana que no necesariamente van seguidos (el peor panorama es tener un lunes libre y tener que esperar hasta el domingo siguiente para descansar nuevamente). Ya en el día a día, las tiendas suelen abrir a las 11 en la mañana y cerrar a las 9 de la noche (en temporada de Navidad los horarios son de 9 am a 11 pm). Claramente a veces toca llegar antes o irse después de estas horas. Además del trabajar el 31 de diciembre hasta las 7 de la tarde y lo mismo la víspera de Navidad, no se conocen los días feriados.

No saben lo molesto que es ese último cliente que se queda después del cierre de la tienda “vitrineando”. Nadie lo va a echar, pero tampoco nos podemos ir si él no se va. Tener un poco de criterio viene bien de vez en cuando.

Aunque ya no trabajo en contacto directo con el cliente, sé muy bien lo que implica esto. Al horario que llevan hay que sumarle unos dos o tres clientes diarios que te harán la vida imposible con su mal trato o sus quejas sin fundamentos. La vida familiar, los amigos y todo el tiempo que antes se tenía ya no es como antes. El cansancio hace que simplemente ya “no se tenga vida”.

Si unimos todo ya no me cuesta entender cuando veo a una vendedora que no me sonríe. Hay mil factores detrás que pueden hacer que sea imposible ser excesivamente alegre al momento de atender. Esto no justifica la incompetencia de algunos al hacer su trabajo, pero personas de este tipo existen aquí y en cualquier otro rubro.

Muchos se preguntarán “Si es tan terrible ¿por qué la gente trabaja ahí?”. En mi caso, porque me gusta. Y además porque ya no trabajo todo el mes ahí (full time), si no que solo los fines de semana. Pero hay muchos que encuentran en el retail la única salida para encontrar un trabajo con un sueldo digno, sin necesidad de estudios y que le entregará la estabilidad de tener contrato.

Con todo esto en la mesa y con la Navidad acercándose, propongámonos tener un poco más de paciencia en nuestras compras. Un poco más de empatía. Que las multitiendas nos quieran tener amarrados con deudas y se interesen más en nuestro dinero incluso que nosotros mismos, no es culpa de quien termina dando la cara en la tienda. La amabilidad siempre es bien recibida, en todo ámbito de la vida.

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